miércoles, 9 de junio de 2010

Mi mamá le puso cognac a mi torta de cumple, yo quería que le ponga marihuana...

Sigue de comentarios y notas anteriores.

En el ánimo de destrozar conceptos, arruinar estructuras de pensamiento estancadas (conservadas) en un almibar amargo como la hiel, viene la reflexión siguiente.

Penalmente, hoy la tenencia para uso personal de marihuana es un delito (la poli te la saca y se la fuma) que por cuestiones de "la justicia" sigue siendo delito pero no debe haber condena. Es decir, si me agarran con tres o cuatro fasos, me los incautan, me imputan por infracción a la ley de drogas, me procesan por el mismo hecho, pero el juez en vez de decir "culpable", dice "Inocente porque tal artículo es inconstitucional". Dejando un marco de tranquilidad a todos los fumadores (no irán a la cárcel de verdad), pero a su vez dejando un sabor tan amargo en cuanto a derechos sociales respecta, que me insta, me increpa, me intima a escribir sobre lo que significa hoy socialmente la marihuana.

Este redactor, no es consumidor frecuente y quizás ni siquiera ocasional de Marihuana. Tampoco lo es de vinos, ni licores. Ni del juego, ni de la noche. Pero sí alguna vez toma una copa de vino, alguna vez toma una copita de licor, habrá de más joven ido al casino, y en efecto, de vez en cuando se fuma un porro. Miles de familias conviven con todos los vicios posibles socialmente aceptados. "El nene se junta con los amigos a tomar unas cervezas antes de ir al boliche porque allá les cobran caro". Y ese mismo niño o joven imaginario, vuelve a su casa muy borracho. Destilando alcohol; si le pusiéramos un encendedor en la boca cada vez que eructa, se convertiría en un dragón. Y eso "está mal, los chicos de hoy se toman todo y está perdida esta juventud", dicen algunos por ahí. Con una connotación casi permisiva, como aceptando la realidad impuesta de que el alcohol está bien, lo que no está bien es tomárselo todo junto.
Y a esto vengo, jústamente. La discusión tendría que resolverla un médico, pero dejemos lo médico para las revistas científicas. La reflexión es, si está bien tomar alcohol, que hace andar vehículos(*), y la discusión pasa por la cantidad, por qué no se puede sembrar la misma cuestión al respecto de la marihuana. Así como quien va degustando un cigarrillo, o un vaso de vino por la calle ¿Por qué no puede ir un fumador de marihuana? El problema no está en la esencia, sino en la forma. Al cuerpo un vasito de vino, un cigarrillo o un porro, no le hacen nada. Pero 40 cigarrillos, dos litros de vino, o 5 porros al hilo le hacen daño. Sin entrar en la discusión del derecho que cada uno tenga sobre su propia intimidad y reserva. La cuestión es que el niño imaginario "Ayer llegó tambaleándo y hoy se siente mal, le voy a preparar un tecito", dice nuestra madre imaginaria. Pero si el hijo, en vez de llegar tambaleando, llega lo más bien, pero habiendo tomado dos o tres copas (sanas y necesarias) y habiéndo compartido con sus amigos unas pitadas de un porro, nuestra madre imaginaria diría "¡Oh, que horror, mi hijo se droga, es un drogadicto, no lo puedo creer, qué hice para merecer esto DIOSSS!". Y creo que esta pseudo parábola es representativa de lo que ocurre hoy en día. Se pone al cannabis en el status de las drogas pesadas, cuando en la práctica podemos decir que es menos abrasiva para el cuerpo que las drogas sociales. Esta inferencia es meramente subjetiva y no tiene demasiada argumentación. En efecto esta reflexión está destinada a no ser ni neta ni brutamente objetiva. El porro hoy es como el vino o la cerveza, con la diferencia de que para el colectivo urbano el alcohol es un ente bueno y el porro es un ente malo. Lo cierto es que los excesos suelen ser negativos, en general. Solo que en este caso, la inquietud es:
¿Es intelectualmente correcto, aceptar sin más que se siga discriminando social y legalmente(*2) a quien razonable y proporcionadamente consume marihuana, al mismo tiempo que se acepta y no se condena con rigor a quienes consumen drogas socialmente aceptadas en exceso?


(*el redactor ha hecho andar un ciclomotor con alcohol etílico)
(*2 Por más que no haya condena, el mero hecho de someter a una persona a proceso implica la reducción de sus derechos durante un determinado tiempo)
Actualizado hace aproximadamente 2 semanas · ·
Sergio Daniel Logares
Sergio Daniel Logares
Otra vez de acuerdo. Tambi ... Ver másén se ha hecho un lugar común decir que "la marihuana es la puerta de entrada a otras drogas más dañinas". Cierto. Pero no en todos los casos. Con ése criterio no deberíamos permitir la ingesta de tortas "borrachas" porque su consumo podría conducir al alcoholismo.

Para mí, no hay artículo más hermoso en la Constitución Nacional que el 19, y más que el texto en sí de este artículo para el que me reservo alguna crítica severa en otro momento -sobre la inclusión de "Dios" en lugar de "conciencia"-, soy partidario del principio que está "detrás" de su redacción.

Ahora, volviendo al tema de la marihuana, el alcohol y las drogas, un mensaje, en especial y con mucho cariño a los jóvenes: tengan cuidado, el idealismo de una sociedad superior no va de la mano con los excesos. Muy lejos de mí están los puntos de vista conservadores y pacatos, sin embargo les sugiero que cuiden sus mentes como el más preciado tesoro. ¡Cuidado! la droga y el alcohol, así como la ignorancia y la miseria, son formas que el "sistema" propicia para tenernos dominados.

Un gran abrazo,
Sergio
El 24 de mayo a las 13:34 ·
Daniela Monteleone
Daniela Monteleone
Coincido con el Sr. que ha opinado anteriormente...
Sin embargo, debo reconocer, coincidiendo con Ud; redactor de tan buen art ... Ver másículo, que los excesos no son buenos... Puede hacer daño; tal vez... No más que los 40, 50 cigarrillos que fumo al día; no más que los litros de alcohol que uno puede beber cuando pisa la noche (o una tardecita de mucho calor...)
La cuestión es que social y moralmente (que conceptos tan iguales...) consumir cualquier tipo de droga excuída de las llamadas "sociales" ESTA MAL; Y PUNTO. Pero quisiera concentrarme en los cigarrillos; porque si bien el alcohol está aceptadísimo a nivel social, cada vez que alguien muere de cirrosis "es un borracho, a vos te parece que se haya pasado toda la vida tomando". Evidentemente, el alcohol en exceso recibe una "condena social" mayor que el consumo de tabaco. Si alguien muere de un cáncer galopante en los pulmones por haber fumado como animal toda su vida, la conversación típica entre Doña Rosa y Don José en el velatorio sería algo así como "que pelotudo, mirá lo que le pasó por fumar. Susana, la esposa, me decía recién que tuvo una agonía espantosa" Inmediatamente después, Doña Rosa enciende un L&M, y Don José, un Marlboro. Y ahí se terminó el debate serio y responsable sobre el pelotudo que fumó toda su vida como un animal...
Desde mi experiencia, el tabaco es una de las drogas sociales más difíciles de dejar... Genera placer, como todas, genera un "síndrome de abstinencia", como todas... Pero no genera resacas ni bajones de ningún tipo... Entonces compremos el quinto paquete del día; total tengo pulmones grandes, resistentes... Y de última, el cáncer siempre viene después de los 40, 50 años...
Pero volviendo al tema de hoy, que es el Cannabis... Tal vez esta fumadora compulsiva de tabaco, en unos cuantos años, cuando Dios, la vida y sus pulmones le pasen la factura correspondiente, sea una fumadora habitual más de marihuana; pero ya no por placer. Científicamente, se le reconoce a este yuyito el ser un "calmante" de los dolores generados por el cáncer, por ejemplo. Científicamente también, se le atribuyen efectos adversos; consumido en exceso puede ser responsable de generar una cierta esterilidad en el ser humano y, en menor medida, descenso de la líbido en mujeres y disfunciones eréctiles en el hombre (cosa que el tabaco también genera, dicen los que saben)
En fin, lo que importa aquí es la propia conciencia, qué se quiere para la propia vida... Ya se ha mencionado el hermoso Artículo 19 de nuestra Constitución Nacional...
Como Ud. bien decía, es una cuestión de forma, no de esencia. Pero, reitero, esa cuestión debe pasar por uno, por su propia conciencia... Creo que a estas alturas, el "castigo social" es lo de menos... El mundo sigue girando pese a la sociedad pacata; la gente sigue fumandose un porrito más allá del dedo acusador; el gay sigue siendo gay... Creo, una vez más, que es hora de abrir otros debates, más allá de los que atañen a la mirada de la sociedad, debates de fondo, qué importa si yo, mayor de 21 años, responsable absoluta de todos los actos que cometo, enciendo un cigarrillo de marihuana... Importa, debería importar únicamente, el que un pibe de 12 se fume un porrito... Esos debates, serios, responsables, nunca se abren. Sino ya hubiéramos llagado a algo...

Propongo tema para la próxima; sobre la cuestión de "la nena de Villegas" (por individualizar el caso). Aunque ya se apoliyó en los medios, la curiosidad siempre está fresca...
El 24 de mayo a las 16:28 ·
Sergio Daniel Logares
Sergio Daniel Logares
Daniela, coincido a su vez contigo. Sugiero que uno de los temas que habr ... Ver másía que abordar sería el de los valores, y desde el punto de vista ético más elemental. En gran medida nos hace falta una revolución socrática que expulse a los sofistas que procuran la relatividad moral y social, como vos bien decís, de TODO. Soy un relativista moral, pero no como vidrio, no veo qué relatividad moral puede haber en el hecho de torturar a un niño.

Ahora bien, me gusta siempre citar como epítome del modelo argentino "triunfador" y deseable, el gol que Maradona les hizo a los ingleses con la "mano de Dios." El individuo comete una falta, se pavonea en público de ella sin ningún pudor, alardeando de su "viveza criolla", de la "picardía", y la gran mayoría aplaude fervorosamente. Después de todo es una suerte de venganza por el fresco recuerdo de Malvinas de aquella época. ¿Y qué tiene que ver una cosa con otra? Si algún jugador inglés hubiese cometido la misma falta contra nosotros ¡qué epítetos anglofóbicos no hubiésemos expresado hasta el día de hoy! Masticaríamos la bronca una y otra vez.

Menem es elegido senador, ¡pero fue un vivo bárbaro! Se dió el lujo de colocar un automóvil deportivo a más de 200 kilómetros por hora con una ruta abierta a propósito para ése fin. Claro, ése pudiera contarse como el menor de los delitos que pudo haber cometido, pero todas las pequeñas cosas son un reflejo de las grandes. Es decir, que si no comenzamos por los pequeños males que se hacen en público menos tenemos derecho a juzgar los grandes que se hacen en privado.

Por otra parte, te cuento una sutil diferencia. Tengo 53 años. Tenía 20 en 1976, cuando era muy peligroso ser joven y estudiante. Los pacatos nos llamaban "rebeldes sin causa" aludiendo al hecho de que no teníamos motivo para rebelarnos, pero nosotros sabíamos que teníamos una causa que defender. Ahora, en el 2010, la sociedad argentina está repleta, otra vez, de "rebeldes sin causa". Justo, rebeldes inútiles, éstos no tienen causa por la que pelear pero igual son rebeldes. Lo peor del caso es que creen que la rebeldía pasa por fumarse un porro, drogarse, emborracharse, convocar a rateadas masivas por Facebook y un millón de boludeces semejantes. No tienen la menor idea de lo que comúnmente se llamaba "cultura general", pero culpan al mundo entero de sus vicios. ¡Pero qué vivos que son! El sistema al que culpan los tiene justamente donde los quería y se los devora en el desayuno nomás. Pero la responsabilidad de haber llegado a ése estado no les pertenece, ése es otro tema. Ahora, la responsabilidad de darse cuenta de la farsa y hacer algo en consecuencia sí, es su responsabilidad.

En fin, son opiniones.

Cordiales saludos,
Sergio
El 24 de mayo a las 18:33 ·
Juan Ignacio Lorente
Juan Ignacio Lorente
Que se alimente el debate! Wiii.
El 24 de mayo a las 22:05 ·
Emilio Adrián Arellano
Emilio Adrián Arellano
El Tío acuerda con el escritor...
El 25 de mayo a las 19:53 ·
Daniela Monteleone
Daniela Monteleone
Sergio, el tema sobre la responsabilidad que le cabe al Estado en estas cuestiones es un poco delicado, pero que bien podr ... Ver másía generar un debate interesante si como sociedad nos propusiéramos encararlo...
Otro tema, es como fueron, y como somos los jóvenes hoy en día... Ojalá el ser joven y estudiante fuera hoy no peligroso nuevamente, si fuera interesante... Lo veo todos los días en la Facultad; futuros abogados con pinta de empresarios, con ganas de recibirse rapidito para empezar a facturar, y no a cambiar las cosas desde el ejercicio de la profesión.
Pero más allá de esta referencia puntual a mis futuros colegas, me pregunto e invito a generar el debate, ya un poco desviado del tema central; cómo crear esa conciencia del "deber hacer" en el joven, en el otro, más generalmente. Cómo moverse, desde lo político, desde lo cotidiano, o desde lo cotiadianamente político, para no retroceder otra vez hacia la cultura del "no te metas" o del "de eso no se habla"... Porque hay que meterse, comprometerse; hay que hablar... Justo hoy, que como Patria cumplimos 200 años, sería bueno, lisa y llanamente, dejarse de joder y abrir el debate...

Saludos para vos también!
El 25 de mayo a las 20:11 ·
Juan Ignacio Lorente
Juan Ignacio Lorente
a: El Redactor le gusta que el tío esté de acuerdo.
b: Dios nos guarde del diablo y de la gran mayoría de los futuros abogados :)
El 25 de mayo a las 21:40 ·
Daniela Monteleone
Daniela Monteleone
Sobre el punto "B": me permito hacer una pequeña corrección a su enunciado; sería algo así: "Dios nos guarde del diablo y los futuros empresarios gestores de papeles"
El 25 de mayo a las 21:51 ·
Luis Jorge Cameli
Luis Jorge Cameli
sin comentarios, respeto todas las opininiones, pero algunos antes de opinar, tendrían que a aprender a pensar. y no dejarse llevar por impulsos pasajeros.
El 27 de mayo a las 23:13 ·
Emilio Adrián Arellano
El 28 de mayo a las 17:57 ·

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